martes, 8 de diciembre de 2015

EL EDUCADOR VENEZOLANO ACTUAL DESDE LA MIRADA DE SIMÓN RODRÍGUEZ. RETOS Conferencias y conversatorios…

Semblanza presentada en las Jornadas freire Rodríguez, Caracas, 2014...

Invito a confrontarnos directamente con el Maestro Simón Rodríguez, y desde sus palabras reflexionar sobre nuestro rol como educadores. Simón Rodríguez representa una gran posibilidad de transformación sociocultural, un proyecto continental que apunta a una nueva sociedad. Para esta confrontación propongo mirar a Simón Rodríguez en su contexto histórico, pero también de ubicar sus pensamientos e intenciones en nuestra cotidianidad actual. Ello implica la superación de tres barreras culturales: 1) Deslastrarnos de esa imagen que interesadamente nos lo ha presentado como “loco” e “inconstante”, 2) La aparente convicción de que era fundamentalmente un “adelantado a su época”, que no hablaba para sus contemporáneos sino para las personas de siglos venideros y 3) La imagen de que es sólo un imitador de Rousseau.

El Maestro Rodríguez era hombre de su época, que comprendía no sólo la realidad de las nacientes repúblicas y sus posibilidades futuras, sino que nos presentaba un proyecto profunda y largamente pensado y formulado. Era un gran estratega que señalaba los modos de construir repúblicas con sus propios habitantes, enfatizando en la educación popular. Planteó repúblicas que incluyeran a todas/os, en la organización progresiva de la sociedad privilegiando la sociabilidad, la cooperación. De su pensamiento han surgido propuestas que luego se hicieron realidad: por ejemplo, la concepción del Estado Docente,  las escuelas-talleres y escuelas-granjas, las sociedades económicas (muy parecidas a los proyectos de desarrollo sustentable), entre otras.

Por la relevancia de Simón Rodríguez, que encarnaba un proyecto, una posibilidad aún por desarrollar en nuestras sociedades nuestramericanas, proponemos que nos haría bien seguir aprendiendo de su vida, de su obra, de sus palabras que pintaban ideas. De aquí la propuesta de confrontarnos, en nuestro ser, nuestra práctica, nuestras ideas, con Rodríguez, como un ejercicio de reflexión constante y de aprendizaje. Y esto se aleja grandemente de cualquier posibilidad de deificarlo, de generar culto en torno a su ser y hacer. Se trata de confrontarnos con él, de dialogar con sus palabras y obras, en un horizonte abierto de posibilidades para continuar con el proceso independentista tan limitado por poderes imperiales y sus aliados locales, recreando las relaciones sociales hacia estadios de mayores formas de solidaridad, cooperación, humanidad.


En consecuencia, al mirarnos a partir de Simón Rodríguez, y desplegar nuestras posibilidades de refundar nuestras naciones, podemos invocar interrogantes fundamentales que pueden acompañarnos siempre: ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Cuál es el proyecto global que acompaña nuestra praxis? ¿Cómo socializamos lo que hacemos, nuestros logros y aprendizajes, para fortalecer la sociedad que queremos crear? ¿Cuáles son nuestros roles como educadores en esta sociedad en transformación constante?  ¿Cómo haremos lo que requerimos hacer para transformar nuestras sociedades americanas? 

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